ALFREDO AZCARATE VARELA
THE BAJA POST/EDITOR
El pasado 12 de Agosto, el ex Gobernador Jaime Bonilla, a su regreso como Senador de la República, tomó la tribuna para atacar a la Gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, señalándola como cómplice de carteles de la droga, año igual que contra el Fiscal del estado, Ricardo Iván Carpio, sorprendiendo a propios y extraños con su violenta incontinencia verbal, ahora MORENA lo ha mandado callar.
MORENA emitió un documento de procedimiento sancionador ordinario donde la Comisión de Honor y Justicia de Morena ordenó a Bonilla Valdez abstenerse de hacer señalamientos contra el trabajo de directivos y funcionarios emanados del Partido, dejando una vez más en evidencia el carácter pendenciero del ex Gobernador, que tanto daño hizo a Baja California.
El dirigente estatal de MORENA en Baja California, Ismael Burgueño, en su toma de posesión, fue cuestionado acerca de este problema y respondió con una respuesta evasiva y banal, señalando que él lo que quiere es la unión del partido y que “no se iba a enganchar”, minimizando con “dulce demagogia” un problema serio.
De esta manera, Burgueño mostró una tibieza que no va con un líder partidista del calibre de MORENA, pues a la pregunta directa sobre el problema que causaban las declaraciones del Senador Bonilla, le “sacó la vuelta” a emitir una declaración respecto a este conflicto entre dos militantes distinguidos del partido guinda.
El Presidente López Obrador minimizó las ofensas y ataques, calumnias dirían algunos, en una actitud obvia, pues si le hubiera “dado juego” a las declaraciones de Bonilla, habría dañado al partido aún más, aunque para muchos la indiferencia presidencial fue otra muestra de la falta de oficio diplomático de AMLO.
