REDACCIÓN
THE BAJA POST
La respuesta del titular del Poder Ejecutivo Federal mexicano y su manera de tomar a la ligera las señalizaciones de los países vecinos sobre que las políticas energéticas nacionalistas de México incurren en violaciones al Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pone en vilo las relaciones diplomáticas con dichos países, considera Grethel Nevárez Castro, coordinadora de Licenciaturas en Negocios Internacionales y Global Program en CETYS Mexicali.
“Lo que preocupa a los dos países vecinos son las medidas de México para priorizar la energía de su empresa de servicios públicos estatal sobre las empresas privadas de energías renovables, así como las denegaciones y revocaciones de las capacidades de las empresas estadounidenses para operar en el sector energético del país. Ambos países coinciden en que las políticas de México son incompatibles con sus obligaciones del acuerdo comercial”.

De acuerdo con las reglas del T-MEC, a partir de la queja impuesta por Estados Unidos, México tiene hasta 30 días para aceptar programar consultas donde los países expongan sus porqués. Si después de 75 días no se llega a un acuerdo, Estados Unidos podría solicitar que un panel formal escuche los argumentos de ambas naciones, donde en caso de determinarse que México efectivamente está violando los acuerdos, el país será acreedor de aranceles punitivos.
Este escenario sería lamentable, consideró la especialista, dado que las principales víctimas serán los consumidores y las empresas mexicanas, quienes tendrán que pagar más por la energía, además del daño al prestigio internacional de México debido a las contradicciones entre su política energética y los compromisos climáticos internacionales del país, haciendo inevitable que las empresas extranjeras perciban incertidumbre de relocalizar operaciones o bien realizar inversión en México ante esta disputa energética.