ALFREDO AZCARATE VARELA
THE BAJA POST/EDITOR
El matrimonio igualitario y la política de género ha desatado las voces de la intolerancia de aquellos que, desde su militancia católica radical, determinan lo que es “bueno y malo”, instalados en una zona de confort y la superioridad moral que les da el ser fieles de una religión, que durante siglos quemó y torturó a quien no estaba de acuerdo con sus dogmas y ellos parecen extrañar esos tiempos, no tanto por la violencia y muerte contra quienes opinaban en contra de la iglesia, sino por imponer su agenda y estilo de vida.
Escandalizados porque dos personas del mismo sexo se unan en “matrimonio”, afirman que eso pone en peligro a sus hijos, que abre la puerta a la pederastia y el abuso sexual, pero parecen cerrar los ojos ante el pasado reciente (ya no de siglos como la inquisición) en que se “destaparon” los abusos de sacerdotes como Lawrence Murphy en Estados Unidos que abusó sexualmente de muchos niños, se calcula que más de 200 ´pequeños sordomudos fueron objeto de la lascivia del Padre Murphy.
Otro triste ejemplo que parecen olvidar los que “están en pro de la familia y aman la vida”, es Marcial Maciel, sacerdote mexicano que creó la congregación de los Legionarios de Cristo, que se distinguió por congraciarse con las personas más ricas de México y que con sus aportaciones millonarias al Vaticano, logró que Juan Pablo II pasara por alto la depredación sexual que durante décadas perpetró Maciel y que arruinó muchas vidas de jóvenes y niños, pero eso no lo recuerdan los nuevos Torquemadas.
Tanto como el matrimonio entre personas del mismo sexo, como la depredación sexual cometida por sacerdotes católicos contra menores, con carácter homo y heterosexual, son los temas que ellos, los católicos ultra reaccionarios, quieren usar para dictar a los demás como vivir sus vidas, no en vano la iglesia católica vendió indulgencias (perdón) durante siglos, amasando una enorme fortuna, vendiendo el “cielo”, ahora quisieran enviar a la hoguera a los que no piensan ni sienten igual que ellos, pero olvidan un pasado de fuego, muerte, lujuria y traici9ón de su propia iglesia.