ALFREDO AZCARATE VARELA
THE BAJA POST/EDITOR
El juicio a Genaro García Luna no solamente pone en tela de juicio la “rectitud” de Felipe Calderón, sino que evidencia la podredumbre de un sistema de justicia que se apoya en lacras criminales, a quienes ofrecen el perdón y la impunidad a cambio de que atestigüen contra otros delincuentes.
Esta práctica, llamada de “testigos protegidos” es mu común en Estados Unidos, que es donde están juzgando a este oscuro y tenebroso personaje, Genaro García Luna quien hace nos años era alabado como un gran policía y ahora es un presunto corrupto que se vendió a la delicuenca organizada.
Pero es triste que para meter a este delincuente que se hizo pasar por un policía “quasi-heroico” tengan que premiar a asesinos, traficantes y rateros que deciden “tomar el camino del bien” y señalar a sus ex cómplices para que el Gobierno pueda “colgarse una medalla” encarcelando a criminales pero perdonando a otros para poder lograrlo, en este caso propiciando la traición de los subalternos de García Luna, para premiarlos por “ponerle dedo” al temible ex “chota máximo” de México.
Así está el juicio del nefasto García Luna, que presuntamente traficó, robó, secuestró y protegió delincuentes cuando era el “súper-policía” de Calderón, que muchos consideraban el “valiente que enfrentó al narcotráfico”, pero ahora ha quedado como un Presidente “engañado” por su propio Secretario de Seguridad, al menos eso es lo que se ve.
AMLO dice que Felipe Caderón tenía que haber sabido que García Luna estaba de acuerdo con los delincuentes, porque era se “mano derecha” en temas de inseguridad y combate al crimen y que eso hace al pequeño ex presidente y presunto alcohólico, cómplice de todo lo que García Luna hizo, sin embargo, de acuerdo a su biografía, Genaro traía una trayectoria delictiva impresionante.
¿De qué sirve meter a prisión a García Luna? Oxigenar un poco la Presidencia de López Obrador, quien ha aprovechado el tema del corrupto ex policía, para meterlo en todos los temas y así atacar a los que vinieron detrás de él, los “corruptos neoliberales” y elementos del “bloque conservador”, como el Presidente suele etiquetar a quienes no piensan igual que él.